sábado, 24 de octubre de 2015

NUEVE PROPUESTAS PARA...

NUEVE PROPUESTAS PARA...

 "...el suceso de una fiesta, la embriaguez de la comunidad, el secreto de la
 pérdida de la personalidad entre la multitud, de la unio mystica de la alegría".
HERMANN HESSE, El Lobo Estepario.



1. Las organizaciones formales con su normatividad, estructura burocrática, tiempos y procedimientos responden al lapso histórico de la modernidad. Este lapso histórico de superproducción y especulación bancaria, dio pie necesariamente a la centralización política y económica como dispositivo que permitió administrar la disciplina de millones de personas dentro de múltiples aparatos con distintas características. Las federaciones anarquistas, partidos social-demócratas, comunistas, sindicatos y otros organismos creados para la revolución no escapan de este proceso; con sus tiempos, sus congresos, comisiones, y demás órganos terminan por delegar en un cuadro administrativo la misión de hacer prevalecer las ordenanzas generales y estatuidas. Del mismo modo que el estado moderno con su aparato gubernamental intenta representar la sociedad dentro de su territorio, las organizaciones proletarias al luchar contra la dispersión de la clase pretenden convertirse en representantes "verdaderas y únicas" de los trabajadores.

2. El despliegue socio-histórico del capitalismo como régimen social determina su reestructuración post- industrial y globalizada. Advienen con ello las nuevas tecnologías, la automatización, la desindustrialización, la precariedad laboral, la desocupación, la pérdida de identidad y disolución del proletariado, la reducción de costos, el colapso ambiental, la homogenización cultural y una mentalidad consumista, apática y conforme. Un nuevo orden mundial hegemónico con un poder descentrado y en red asiste a los funerales del estado-nación, transitando éste a un nuevo tipo de soberanía Imperial donde el capital multinacional es ley, sin que esto suceda aún en definitiva. 

3. En nuestro país existen todavía bastiones de la vieja soberanía, aunque cada vez más nos insertamos en una lógica supranacional irreversible. Las modificaciones militares contenidas en el ASPAN y el Plan México dan cuenta de ello. En lo económico la inserción a la OMC (antes GATT) fue la puerta que nos colocó en dicha lógica, mientras que las distintas privatizaciones, reformas constitucionales, la creciente desregulación financiera, los recortes a la inversión pública y la perdida de los derechos sociales transforman la composición gubernamental cediendo su soberanía territorial frente a un gobierno de alcance mundial. Ante esto parte de la resistencia se bate en lucha aun con los viejos métodos organizativos surgidos de una etapa histórica anterior, reproduciendo en su seno jerarquías, el culto a la personalidad, cerrándose a la discusión y traficando cuotas de poder dentro del sistema.  Como resultado, las organizaciones quedando dentro del espectro de poder buscan asegurar la eficaz administración de su capital político manteniendo su funcionamiento mediante estructuras monolíticas, mediatizadas, pesadas y portadoras de viejos discursos, convirtiéndose deliberadamente algunas, otras involuntariamente, en instrumentos de la política burguesa. Lo anterior cierra toda posibilidad de ruptura y por lo tanto de variaciones dentro de la vida cotidiana.

4. La transformación de las relaciones sociales como resultado de los procesos ya mencionados obligan a realizar cambios en los cuerpos revolucionarios. Frente a relaciones flexibles, difusas y fugaces la organización revolucionaria fluye y facilita encuentros informales que fomentan una ruptura con las relaciones de dominación existentes y consolidan nuestros deseos. Lo anterior implica la creación de situaciones solidarias y autogestivas como modo de atacar y transmutar la cotidianidad. La organización informal al estar en movimiento constante e inacabado y al facilitar relaciones cara a cara permite una mayor adaptabilidad a las fluctuaciones del conflicto, así como una serie de relaciones de complicidad y diversidad en las formas de comunicación, desencadenando con esto las afinidades y/o divergencias propias de una comunidad viva y dinámica.

5. Las afinidades agrupadas se convierten en núcleos para actividades concretas de solidaridad, para la creación de situaciones de autogestión cotidiana o para el conflicto. Núcleos constituyéndose y reconstituyéndose constantemente devienen en una multiplicidad de relaciones que diseminadas en un territorio y debidamente comunicadas se establecen como nodos de una vasta red para la acción revolucionaria. Esto aplica en un período de la lucha tanto para anarquistas como para no anarquistas, la finalidad no es reivindicar ficciones ideológicas sino posibilidades prácticas, la finalidad no es levantar una bandera sino incendiarla. En su caso las individualidades no anárquicas experimentan la autonomía y autogestión a través de acciones auto-organizadas que suelen conducir a la búsqueda de nuevos saberes y prácticas liberadoras. Por otro lado, la labor de aquellos que comparten principios teóricos elaborados radica, además del ensayo autonómico, en la aclaración teórica y práctica, en el análisis, difusión y profundización de la lucha, así como en la localización de rupturas posibles, sin que esto sea privativo sino más bien complementario y extensivo al movimiento social autónomo.

6. Consecuentemente la flexibilidad en las relaciones trae una movilidad nomádica, creativa, placentera y festiva que necesariamente nos encamina al viaje en todo sentido, al desarraigo local y a la búsqueda de más afinidades en la totalidad del espacio y en los intersticios donde ya se desarrollan proyectos autonómicos. El vagabundeo se convierte así en táctica precisa para una guerra social dislocada, brinda fluidez al tráfico de la información y es profundamente adaptable frente a la diferencia.

7. La represión, mediatización y recuperación sistémica de la lucha, así como el conformismo de esta sociedad nos orilla a experimentar nuevas modalidades que provoquen y aprovechen fracturas dentro del mapa de la explotación y la dominación. Si la norma en las relaciones sociales existentes significa reproducir el status quo, la creación de situaciones fuera del mismo implican nuestros deseos de autonomía. La búsqueda y experimentación dentro de zonas no reglamentadas por el estado-capital necesariamente será el resultado de nuestra movilidad y flexibilidad, mientras la desaparición y el secreto como dispositivo de libre elección de afinidades se vuelven una opción frente a cualquier sistema de control y disciplina.

8. Desaparecer o desertar quiere decir rechazar y huir del sistema de control que intenta en lo posible constituirnos como sujetos de una estructura inevitable, en esclavos voluntarios de cuerpo y mente para posibilitar la reproducción social de esta tragicomedia global. La circulación en un territorio casi clausurado para la resistencia se vuelve condición necesaria para nuestro deseo inmediatista de vivir la utopía. La metáfora de la separación de las aguas del mar rojo irrumpe como modo de explicar la huida del imperio, al mismo tiempo el éxodo revela la necesidad de caminar y experimentar alternativas de rechazo y revolución cotidiana.

9. El secreto se vuelve así táctica y estética para la movilidad y protección de nuestras utopías, pero a la vez nos ofrece la invisibilidad para aparecer y desparecer del escenario a voluntad. Huir rumbo al anonimato nos permite aparecer en el momento oportuno y dotarnos de cualidades y recursos necesarios para el éxtasis de la lucha. El acto de aparecer y desaparecer deriva en un eterno retorno en la experiencia combativa de la resistencia. Si las condiciones actuales de esta guerra social imposibilitan el enfrentamiento directo, nuestra lucha se convierte por lo mismo en una guerrilla discontinua y difusa de ataques en todo sentido al sistema y sus relaciones sociales. Aparecer y actuar a discreción es minar los cimientos ideológicos y a la vez evidenciar el simulacro espectacular de la normalidad democrática y la falsa paz social. El sabotaje se convierte entonces en uno de los lapsos destructivos de la lucha pero no en el único, la creación de nuevas relaciones sociales complementa la rueda de nuestro largo devenir revolucionario. En la experimentación de nuevos mundos en el dañado cascaron del viejo, la práctica autogestiva en el aquí y en el ahora nos permite tomar conciencia de lo que implica la autonomía y nos prepara para el autogobierno necesario en toda comuna emergente.
Epigmenio Delgado.
 Militante Anarquista Mexicano.





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